Las Pymes son el motor de la economía de muchos países. Tan solo en México existen alrededor de 4.2 millones de Pequeñas y Medianas Empresas, que contribuyen a más de la mitad del Producto Interno Bruto (PIB). Su importancia es tal, que a través de las Pymes se genera el 70% del empleo formal en nuestro país (consulta más datos sobre las Pymes en México en el Inegi).
Debido a su naturaleza y estructura, históricamente las Pymes han sido uno de los sectores con mayor resistencia a la transformación digital. Ya sea por su origen -suelen comenzar como negocios familiares-, o su capacidad de operación -acostumbran tener un rango de operaciones local-, este tipo de empresas mantienen procesos que tienen muchas décadas haciéndose de la misma manera.
Sin embargo, uno de los aspectos positivos de la crisis sanitaria ocurrida el año pasado, fue que obligó a muchas de estas Pymes a repensar la forma en que estructuraban sus operaciones y actividades para apuntar hacia el mundo digital.
El miedo de las Pymes a este cambio muchas veces es justificado, sin embargo, hoy más que nunca, la transición hacia la modernidad es más sencilla y asequible. A continuación te presentamos las razones por las que las empresas de este sector aún se resisten a la transformación digital.
Muchas de las Pymes no son flexibles en sus operaciones: usan los mismos métodos de entrega de productos o servicios, lo hacen en el mismo tiempo que lo han hecho siempre, y no cuentan con nuevos canales de atención a clientes, mismos que podrían ser la entrada a mayores ingresos. A través de la tecnología estas barreras podrían romperse y renovar el modelo de negocio que han hecho durante varios años.
La evolución y adopción de herramientas digitales supone un cambio estructural en las Pymes, lo cual trae consigo nuevos retos, un cambio de cultura, de estrategia de negocios y de la forma en que operan. Esto muchas veces genera una percepción de que deberán invertir también tiempo y esfuerzo y que esto no sería costeable, lo cual en casi todos los casos es incorrecto. Los beneficios del cambio tecnológico son mayores en el corto, mediano y largo plazo.
En ocasiones las Pymes no tienen plenamente diferenciado cuáles son sus necesidades estructurales de las urgentes. Esto se debe a que la dinámica cotidiana de este tipo de empresas prioriza la inmediatez de los resultados. Por eso, al no estar en contacto con las necesidades estructurales, se resiste el cambio.
En la medida en que los recursos tecnológicos disponibles son cada vez mayores, las empresas han de priorizar sobre aquellos que mejor ayudan a cumplir sus objetivos definidos y a cubrir las necesidades de su día a día.
Este es uno de los miedos más frecuentes que tienen las empresas para aventurarse en la transformación digital. “Es caro”, “no podemos costearlo”, “¿cuándo recuperaremos la inversión?”. Si bien la tecnología conlleva una inversión, esta ya no es tan grande como lo era antes. Gracias al Big Data, Machine Learning y la Inteligencia Artificial, entre otras herramientas, es mucho más costeable implementar la tecnología necesaria para transformar nuestras operaciones.
Suele existir la idea de que un consultor es costoso y solo quiere sacar provecho de las empresas, sin embargo los asesores de tecnología que acompañan a las empresas durante el proceso de transformación son la forma más segura de alcanzar el éxito.
Si una Pyme desea transformar su empresa, es fundamental elegir a un socio capaz de explicar los diversos procesos y ponerlos en marcha de forma pedagógica y proactiva. Conectar los datos de la empresa, obtener una visión completa del negocio, aumentar la productividad y mejorar los resultados es el primer paso para iniciar un proceso que derriba los obstáculos y miedos que limitan hasta ahora el crecimiento de las Pymes.